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viernes, 28 de junio de 2013

Juan Moreira y yo


Otra aventura con el perro Juan Moreira, escrita también por Washington Montañés.


Muy buenas noches, señores,
permitan que un servidor,
medio poeta y cantor,
quiera decir sus primores;
no seré de los mejores
pero, pa serles sincero,
en cuestiones de entrevero,
de bochinches y de ruidos,
no me han de encontrar dormido
cuando hay que jugarse el cuero.

El hombre, pa ser así,
debe enjuagarse los dientes
con caña y vino caliente
espolvoreao  con ají;
el mate amargo, eso sí,
bien amargo y parejito
y en cada mate un gajito
de ruda macho o romero,
yo, sin embargo, prefiero
mate dulce y bizcochito.

No hay que ser como Maneco
que se las veía negra
con su mujer y su suegra
que le movían los flecos;
un día las paró en seco
gritando: ---«¡Ni una palabra...!»
y, con intención macabra,
justo que iba a hacerse el malo,
la vieja le encajó un palo
que casi lo descalabra.

Cuando nos entra el furor
y nos golpeamos el pecho
hay que tratar de que el hecho
no nos cause algún dolor;
como el pardo Sofanor
que, pa mostrar su guapeza,
se golpeó con tal fiereza
que dio una vuelta carnero
y en el piso hizo un a'ujero
cuando cayó de cabeza.

Yo tengo por condición
la disciplina y la norma,
y así me mantengo en forma
cuando hay que entrar en acción;
realizo bien la función
de entrenarme con esmero,
y, si un día un pendenciero
se le ocurre provocarme,
ninguno podrá alcanzarme
disparando tan ligero.

En el boliche del Cuco
un negro alto como un rancho
quería hacer un zafarrancho
después de perder un truco;
de afuera grité: ---«¡Retruco
pa los negros que hay en Pando!»
Salió aquel negro volando
que por poco más me alcanza,
si el vallano no se cansa
todavía me están juntando.

Por eso me compré un perro,
malo como un yacaré,
Juan Moreira lo llamé
por sus colmillos de fierro;
ponía el lomo como cerro
y hasta lo enseñé a pelear
y con él me fui a buscar
al petiso Juan Segovia
que me había quitao la novia
y lo quería masijar.

Lo encontré en la pulpería
con el crinudo Barrientos,
le grité: ---«¡Enano mugriento,
tú y toa tu compañía...!»
me corrieron medio día
el petiso y otros más
y, en un momento fugaz,
algo me cruzó volando:
Juan Moreira disparando
con  veinte perros atrás.

Pero yo soy como soy
y nadie me va a cambiar,
yo nací para buscar
el peligro donde voy;
¿saben ahora dónde estoy?
haciendo teatro con leones,
ya dimos varias funciones
sacando plata que da asco
con Los Leones de Carrasco
y otro club de Canelones.