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martes, 16 de abril de 2013

Tata, yo quiero ser diputado

Esta canción no ha perdido aún su vigencia.



Tata, búsquese otro socio
que el campo me tiene hastiao,
yo no nací pa el arao
sino pa el lujo y el ocio;
plantar papas no es negocio
ni tarea muy sencilla,
uno compra la semilla,
que da miedo lo que cuesta,
y el año que no se apesta
se la come la vaquilla.

Los porotos de manteca
este año no dan pa un guiso
porque les cayó granizo
y son pura chaucha hueca,
los «moñatos» con la seca
se arrollan como en el fuego,
y si a la virgen le ruego
que no se sequen del todo
llueve mucho y de ese modo
se pudren pasaos de riego.

El alfalfa en este pais
parece una maldición,
la lagarta o el pulgón
le comen hasta la raiz
y cuando uno planta maiz
y no hace más que cuidarlo,
pa más tarde saborearlo
convertido en mazamorra,
aparecen las cotorras
y no le dejan ni el marlo.

Si hace daño un hormiguero
hay que echarse de barriga
y perseguir a la hormiga
hasta dar con el a'ujero,
después darle un tarro entero
del mejor insecticida,
pero con esta medida,
aunque le parezca raro,
matarlas sale más caro
que perdonarles la vida.

Hasta el campo está cansao
y no hay cosecha que rinda,
la chác'ra no es cosa linda
pa estar en ella enterrao;
yo quiero ser diputao
en vez de un triste paisano,
no cinchar como un enano
sino hacer cada vez menos,
comprarme perfumes güenos
y no andar jediendo a guano.

Gastar plata a troche y moche
sin sentir la carestía
y en vez de arar todo el día
garufiar toda la noche;
no andar a pie sino en coche
con distintivo en la chapa,
tomar whisky en vez de grapa,
eso es todo lo que quiero,
y en vez de ser un papero
poder estar con la «papa».

Prosiar desde la tribuna
una sarta de simplezas,
hacer bastantes promesas
pero no cumplir ninguna,
amasar una fortuna
pa colacarla a interés,
mentir un tiempo y después
tener un nuevo vehículo
y disfrutar del artículo
trescientos ochenta y tres.

Manejar pleitos y leyes,
hacer algún acomodo
y tener mucho de todo
pa vivir como los reyes;
hoy mesmo vendo los bueyes,
la pastera y el arao,
porque soy un avivao
que solo piensa en la plata;
es por eso mesmo, Tata,
que quiero ser diputao.
Abel Soria